M.

La felicidad es la ausencia del miedo. Hoy me he dado cuenta que ya no tengo miedo.

sábado, 28 de julio de 2012

tgdt

Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar. Que no vas a recibir nunca. Que como tu me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor, cómo era... Ah sí, ese dolor no se te queda tan dentro. Esta vez solo quiero ser claro, sería un imbecil si no gritara que me he equivocado, desde el principio, contigo. He intentado avanzar sin apartar antes las cosas que lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñado en quedarme ahí. ¿Qué locura no? En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar. 
¿Dónde está el secreto del futuro? Puede que esté en fijarse bien, en avanzar, mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Solo hay que dejar que las cosas pasen. Y ahora lo tendría claro. Aunque ya no depende de mí.

miércoles, 25 de julio de 2012

sd

Y si fuese por revolver, mis labios tienen más ganas que nunca de hacerlo de nuevo junto a los tuyos, al igual que mis brazos junto a tu espalda, que no es comparada con absolutamente ningún ser viviente en este absurdo mundo. 

Tan simple como el cubo de Rubik.


Sobrecogedores besos que me hacen sentir tus labios al rozar los míos. Congelación artificial de mi corazón cuando más caliente está por estar a tu lado. Sonrisas inertes de un cuerpo que tiene vida al estar tú con él. Soñar con lo más perfecto, lo inhumano, lo increíble, soñar contigo.



Soñar contigo mientras mis pupilas se desahogan pensando en la belleza que desprendes y comenzar a sonreír en cuanto tu alma, en no sé dónde, se cruza con la mía, pensando, principalmente, en la felicidad que nos caracterizaba cuando el roce de nuestros labios hacían su trabajo.
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... Cuenta atrás para perder lo mejor sentimentalmente que tengo en mi vida, tú.

martes, 24 de julio de 2012

Tengo ganas de tí

Esta semana pensé en secuestrarte en mi casa, luego miraba tus fotos al irme a dormir. Quiero saber como eres, saber que te pasa y por fin que me conozcas y que te enamores de mi. Todas las noches me acuesto y te busco en mi cama y tú nunca estás pero sé que mañana ya nunca podrás olvidarte de mí, voy a ser tu pesadilla de noche y de día y tu me dirás: "eres toda mi vida". No digas que aún no has estado aquí, nunca pensaste que fuera a encerrarte en mi casa, nunca pensé que pudiera yo hacerte esto a ti, comprenderás que esta era la única forma de hacer que me quisieras y no repetir otra vez.
                           

miércoles, 18 de julio de 2012

Es fácil acostumbrarse a lo bueno.

                                        
                                               «Tengo un hambre feroz esta mañana.
                                                 Voy a empezar contigo el desayuno».

«Buenos días».




Si tuviera que elegir, no sé con qué me quedaría. No sé si elegiría las siestas que me podría echar apoyada en tu hombro, o uno de esos bailes con la música de fondo. Aunque la música es lo que menos importa, simplemente es una escusa para abrazarnos y bailar. No sé si me quedaría con tus vaqueros rotos que tanto me gustan, o con tus camisetas zarrapastrosas. No sé si prefiero tus arrugas o tus coloretes; tu pelo corto o tus melenas; los planes hechos o los que nos quedan por hacer; mirarnos en el espejo o que me mires mientras me peino. No sabría escoger entre las buenas noches o los buenos días; entre que te hagas el duro o que intentes ablandarme. Imposible decidirse por tus morros o tu sonrisa en las fotos; por tus m(i)aullidos o  tu cara de cachorrito. Pero de tener que elegir, me quedo (siempre) bailando contigo.

Me tienes calada.


Una mezcla perfecta entre el desorden y rutina. Aún con horarios impuestos y esfuerzos con contador, daría todo lo que tengo por un segundo más contigo. Parece increíble, pero echaré de menos tus ganas de picarme, y mucho más los momentos en los que lo consigues. Cuando te presentas por sorpresa y me pillas en pijama; cuando me llamas fea; cuando me cantas canciones; o cuando te ríes a más no poder. Dios, me pasaría el día entero mirándote, aunque no lo creas. Y es que aunque quisiera, en ningún lugar estaría mejor que contigo. Es fácil acostumbrarse a lo bueno.
 Y tú eres lo mejor que hay.