Él es idiota, bipolar, gracioso, cariñoso, infantil, alegre, especial, quejica, y tiene manías que no puedo soportar.
No he contado las veces que me ha dicho te quiero, pero sé que son muchas. Veo lo bello de la vida en donde nadie más lo puede ver. Siempre está ahí a cada momento, a mi lado.
Es la única persona que sabe sacarme de quicio.
No me hace falta ser fuerte, él lo es por mí.
Ni el cristal más fino se asemeja a lo transparente que puede llegar a ser cuando le miro a los ojos.
Siempre está ahí, en el momento más inesperado y necesario.
Soy orgullosa y él cabezota, pero si no es con él, ni él es conmigo, que esos latidos se paren, porque ya no les encontraría sentido alguno.
Que otros lo llamen de todas las maneras que exista: enfermedad, raro, precioso, sencillo, difícil, complicado, verdadero.
Todas las personas de este planeta lo llamaría de cualquier otra forma, pero siguen pasando los días y sigo sin encontrar esa definición exacta de esto, y no hay nada que se pueda definir mejor.
Es inútil intentar que todos lo comprendan, por que nunca fue necesario definir un sentimiento tan pequeño, y a la vez tan GRANDE, solo hace falta sentirlo.
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