M.

La felicidad es la ausencia del miedo. Hoy me he dado cuenta que ya no tengo miedo.

viernes, 15 de octubre de 2010

Amanecer.


Había tenido a estas alturas de mi vida un cupo más que razonable de experiencias cercanas a la muerte, aunque desde luego no es algo a lo que uno pueda llegar a acostumbrarse.
Parecía extrañamente inevitable el que sufriera otro nuevo enfrentamiento con la muerte. Daba la impresión de que estaba marcada por el desastre. Había escapado una y otra vez, cierto, pero continuaba viniendo a por mí.
Sin embargo, qué distinta era esta vez respecto de las otras. Puedes huir de alguien a quien temes, puedes intentar luchar contra alguien a quien odias. Todas mis reacciones se orientaban hacia esa clase de asesinos, tanto monstruos como enemigos.
Te quedas sin opciones cuando amas a tu potencial asesino. ¿Acaso es posible huir o luchar si eso causa un grave perjuicio a quien quieres? Si la vida es cuanto puedes darle y de verdad le amas por encima de todo, ¿por qué no entregársela?

No hay comentarios:

Publicar un comentario